Samael Magnum.
Lumière Ophiophage ©
Alucinación libertina!
[PRELUDIO]
¡Ophidia fascinante!
Tu amenaza fehaciente; letal embeleso, ¡me ha hipnotizado!
Tu voz agradable, sedante eufonía de melodiosa frecuencia, ¡con fragor me enardece!
Refriegas y magulladuras encarno —cuando atrevido y absuelto—, sueño en tus labios.
Y cuando al cielo escapo, despiértame con húmedas caricias, tu bífida ciceante.
Lánguidas contorsiones de víbora intelectual; roja sensualidad, ¡valerosa!
Arrastré los ojos —hasta ceñir ingenuo— tu constrictor contorno; psicodélico.
¡Eres ternura oculta!
¡Delicioso terror!
¡Sangre helada, orgánica sincronía!
¡Témpano recóndito en ígnea entropía!
¡Perpetua embriaguez de sagrado licor!
Entretanto, fluidos y venenos segregados; ascendieron sublimados entre las médulas hipertensas, en colérica efervescencia.
Gracias de un rubor inocente que rebotó entre nosotros, con discreción retrocedimos.
¡Contención superflua!
Entonces, —con elegancia al acecho— la salvaje tensión se discernió; empero inquietud e incomodidad; mesmerismo; ¡mutua ensoñación!
Química hermética en estado Primigenio.
¡¡Pócima nuclear!!
—¡¡Estuve ciego!! —lloré entonces—, al descubrirte esbelta incendiar el Sol.
¡ Cadmus et Hermione !
No obstante, ipso facto te deslizaste desde la incrustación de mi corona faraónica.
Contigo escapó mi bizarra cordura envuelta entre mortaja engusanada.
Y cataléptico, fui conducido a una mastaba hechizada y abandonada, ¡asediada por alimañas!
Envuelto entre encantamientos y supercherías me rehúso a dormitar, observo el color del tiempo.
Y soñé, —al interior de un sueño—, la manera de recuperarte: ¡Wadjit!
Y mi deseo ferviente propició elegidas manifestaciones del Panteón.
¡Tres días proyectó Orión!
¡Tres días fui el escriba de Thot!
Y al finalizar el cuarto día, el Dios del Conocimiento me dictó un papiro secreto.
¡Legítimas dádivas del corazón! ¡Proposiciones y decretos de unión!
Desde allí; meditabundo y postrado en un sarcófago; envuelto entre éter y miasma del Inframundo, ¡te extraño!
¡Te ambiciono toda! ¡Tu dignidad me encanta! ¡Encomio por ti!
Delineo tu efigie en mi mente y, ¡conmueves mi espíritu!
Inspirado; exaltado por mágica écfrasis evocada, prevalezco y supero mi cautiverio en el horizonte, entonces; ¡muero!
¡Muero por encontrarte!
¡Muero por robarte, para huir —como serpientes— a enrollarnos en Alquimia fervorosa!
Y vehemente, imprimo el frenesí Tifónico —que me provocas—, en tus escamas de oxidiana, en tus labios queratinosos.
¡¡Encarno Locura!!
Ahora, te morderé con dulzura...
Ahora, te envenenaré, lentamente...
¡Esculpiré huellas inmortales con impetuosa efusividad hasta que nos mute la piel!
Nos esconderemos en las profundidades de la Creación, en agasajo silencioso...
...para generar nuestra propia Luz de Anarquía —por nuestro Derecho a Ser—.
Revoluciones & resonancias. Eufóricas composiciones de animalidad fluorescente.
¡Solos! ¡Tú y Yo prodigiosos! Lux Fugus, ¡ansiosa plenitud!
Recónditos —en dulce violencia—, ¡Flux Lumineux!
***
Samael Magnum.